
El balón, como se pudo apreciar con absoluta claridad en las repeticiones de las imágenes de televisión, entró en la portería rusa, aunque se estrelló en el hierro horizontal de sujeción de la red y volvió de nuevo a la cancha. Los jugadores españoles comenzaron a celebrar el triunfo, pero les duró poco la alegría. El árbitro, pese a las protestas de los campeones de Europa, no concedió el tanto y dio vida a un equipo ruso que ya estaba 'muerto'. Pero se hizo justicia y la selección española acabó por imponerse en la lotería de los penaltis por 7-6 después de un partido que no resolvió en el tiempo reglamentado sólo por su falta de puntería. El último penalti se lo paró Luis Amado a Timoschenkov.
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