Las protagonistas de esta historia no viven ni juegan en las antípodas, sino mucho más cerca: en Ripollet (Barcelona). Su equipo es el de la Associació de Veïns de Can Clos. Un club de fútbol sala con 20 años de historia y que, después de haber pasado los últimos 17 en categorías catalanas, acaba de ascender a la estatal: la división de plata, equivalente a la Segunda A de la Liga española.Sus integrantes son periodistas, abogadas, administrativas, enfermeras, estudiantes y empresarias. Entrenan dos veces por semana, juegan cada sábado o domingo, y no ven ni un solo euro por ello. Juegan porque les gusta, por amor al arte, porque es su pasión. Pero se han encontrado que, después del ascenso, seguir adelante les sale mucho más caro.Al jugar en categoría estatal, los costes se les dispararon.
El equipo cuenta con los 3.000 euros que les asigna la asociación vecinal de Can Clos, y otros 1.000 de los sponsors. Pero eso no les llega para pagarse la ficha, los viajes, con desplazamientos a Valencia, Aragón, Baleares, Canarias... Y, por eso, decidieron hacer de modelos por un día y posar en un calendario para recaudar fondos.
De momento, el calendario está teniendo éxito. La primera edición, con 600 ejemplares, ya está casi agotada, y ahora se plantean hacer otra. Cada uno cuesta diez euros. Y con los que han recaudado, les da para cubrir media temporada.
